sábado, 9 de marzo de 2013

LAS TIC Y LOS MATERIAES PROHIBIDOS



Están en juego hoy día en todas sus dimensiones los valores morales transmitidos a través de estos materiales prohibidos. Una de estas tecnologías de la información y comunicación es la Internet ilustrado por Juan Pablo II como un nuevo «foro», entendido en el antiguo sentido romano de lugar público donde se trataba de política y negocios, se cumplían los deberes religiosos, se desarrollaba gran parte de la vida social de la ciudad, y se manifestaba lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. Era un lugar de la ciudad muy concurrido y animado, que no sólo reflejaba la cultura del ambiente, sino que también creaba una cultura propia. Esto mismo sucede con el ciberespacio, que es, por decirlo así, una nueva frontera que se abre al inicio de este nuevo milenio. Como en las nuevas fronteras de otros tiempos, ésta entraña también peligros y promesas, con el mismo sentido de aventura que caracterizó otros grandes períodos de cambio.

Precisamente a estos peligros me quiero referir, cuando un adulto deja enganchado un material dañino, pero de fácil acceso para los niños y niñas. Igual de grave sería si ésto se filtrase en los materiales educativos, pues se crearían anti-valores en los mismos cimientos de nuestra humanidad y no me refiero sólo a la sexualidad, también están esos contenidos que promueven la guerra, la discriminación y la cultura de la muerte.  

Como lo ha señalado Javier Echeverría, los valores que conforman actualmente el núcleo básico de la visión preponderante de la tecnología son los pragmáticos, técnicos, epistémicos, económicos e incluso militares, mientras que los valores éticos, sociales, políticos y ecológicos se sitúan todavía en la periferia de la actividad tecnocientífica, pues pertenecen a aquella visión desde la exterioridad de la racionalidad pragmático-tecnológica. (Jorge Linares 2008).

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